QUIEN MANDA – QUIEN DIRIGE: POLITICOS ó RELIGIOSOS?

Desde que este mamífero bípedo e implume se ha erguido y ha desarrollado su cerebro emocional, el cual le ha facilitado dar una explicación a todo aquello misterioso, místico, que ocurría dentro y fuera de él, las creencias en seres ó fuerzas sobrehumanas a llenado su conciencia, a tal punto que en su corta inteligencia a desarrollado diversos actos en pos de lograr comunicarse y conectarse, con el mero fin de pedir favores para ejercer dominio sobre esos mismos hechos de comprensión extra racional. Al ir encontrando la manera de armonizar su existencia con los acontecimientos naturales que se desarrollan en su entorno, el individuo entra en un estado de glorificación interna que le produce más seguridad y asertividad al desarrollar sus actos mundanos.

En la corta existencia de la conciencia humana en los albores del hombre, donde reinaba el deslumbramiento, la confusión, la sorpresa, el que imponía y dirigía era aquel que más seguro de sí mismo estaba y sus actos tenían siempre un resultado positivo para él y su grupo. Ya desde ese mismo comienzo, en su instinto primario, relacionaba su acción a fuerzas misteriosas que le daban poder, así permanecer siendo el líder, jefe ó manda más del grupo al que pertenece. Con el paso de los siglos, y con una conciencia más desarrollada y la aparición del lenguaje, el ser humano cada vez más...  relaciona su poder con el contacto divino de que procede, haciéndose intocable e invulnerable para sus semejantes. Al punto de que en determinadas épocas de la historia humana se emula y se proclama deidad, creando a sus alrededor todo un séquito de confesos seguidores con los cuales dominar al resto de las masas.

Pues, a estos momentos, basándonos en cómo está la situación a nivel mundial y a mi juicio la religión es la que impone más poder. A grandes rasgos, solo a grandes rasgos, detengamos nuestra atención en el mundo musulmán, y es ahí donde inequívocamente la religión impone un poder superlativo siendo la población que abraza este credo ¹/₃ del resto del mundo. Y sus dirigentes son fervientes adeptos a su credo, gobernando en nombre su religión. En realidad no la enmascaran, si convierten gracias a esto, sus decisiones en mandatos divinos, no censurables por los mortales.

Por otro lado el mundo occidental si bien en su gran mayoría dejan constancia en sus cartas constitutivas de ejercer un gobierno laico e independiente de cualesquier credo ó religión, no es difícil notar que tampoco reniegan de él y muchas por no decir el 99% de las decisiones y acciones que se toman tienen un trasfondo religioso. Es más en gran parte de sus alocuciones, dejan entrever que su acción está destinada a la sociedad que tradicionalmente profesa hábito religiosos desde tiempos inmemorables. Es evidente, en todos los seres humanos lo profundamente arraigados que se encuentran las creencias en lo sobrenatural, por desconocimiento de nuestra esencia como seres biológicos que somos, y dado los afectos y emociones que nos llevan a creer que una existencia tan buena solo valla a ser terrenal.

La inteligencia humana no tiene desperdicio, sobremanera cuando se trata de dominar para obligar a que los demás hagan nuestro antojo. Es ese sentimiento de sentirnos todopoderosos y reinar sobre los demás, en un aspecto más coloquial será tener ascendencia sobre el resto y para eso usamos indiscriminadamente creando retorcidas elucubraciones místicas-religiosas de poder sobrenatural que nos adjudican graciosamente buena cantidad de nuestros seguidores aún en una fase un tanto inconsciente.

Tanto poder político como religioso, ambos proceden de un mismo origen verborragico y son ambos una confabulación elocuente para ablandar el espíritu del sumiso. En definitiva, la conclusión a que ambos nos llevan es la dominación de masas por medio de la palabra, contentando las mentes de las gentes para que se olviden de ejercer la libertad individual que a cada ser corresponde. Embarcados en un momento histórico donde los límites son muy difusos, entre los bienes materiales y los aspectos emocionales, quienes ejercen el poder juegan con nosotros como gatos con ratones, abusando de las creencias religiosas y las políticas, quedando en definitiva ellos, los que han creado ese lobby de poder, en un lugar privilegiado, prescindiendo de cualquier escrúpulo ante la desesperanza humana.

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver pero pocos comprenden lo que ven. Nicolás Maquiavelo