ASI PENSAMOS



Como en la vida misma, todo depende de una "CUESTION PERSONAL".

El poder de interpretación de cada uno es lo que nos hace individuales, compartirlo con los demás y estar expuesto a las críticas, condenas y quejas es el reto que nos ofrece este espacio de tiempo que nos ha tocado vivir. Somos seres sociales y por lo tanto nos expresamos y agradecemos tanto a los que comparten como a los que no, que ofrezcan su punto de vista, permitiendo sentirnos integrados en una comunidad.

No necesariamente tenemos que intentar ser imparciales, más bien todo lo contrario ser totalmente parciales, con nuestras vivencias, con nuestras creencias, con nuestras experiencias, eso sí desterramos los fanatismos.

Por lo tanto nuestra "CUESTION PERSONAL" se remitirá pura y exclusivamente a intentar ser lo más natural posible.


08 septiembre 2011

LIMITE FINAL EL RESTO ES SELVA

Lo interesante es que, como comienza la canción  de <Fito y los Fitipaldis> “Poco antes de que den las diez”: Puedo escribir y no disimular - es la ventaja de irse haciendo viejo - no tengo nada para impresionar - ni por fuera ni por dentro. Con tal afirmación, te puedes llenar de soberbia y también puedes, si te animas, a decir cuatro verdades y cargar con las consecuencias. No pienso en un acto de valentía, sino más bien de irresponsabilidad  ó de rebeldía. A tú criterio lo dejo.


Se me oscurece la razón y la vista se nubla, poco a poco como en un acto de experiencia interior voy generando una ira, como si de un brote psicótico se tratara, aunque exteriormente se me vea apacible y dominado, justificándome a mí mismo de que es un momento irreflexivo y el resto no tiene la culpa de esta locura temporal y/ó atemporal. El desparpajo es total, omnipresente y ridículo, comprobar el egoísmo, hipocresía y cobardía del mundo actual, sobremanera de esta parte de occidente, donde vivimos siempre a la defensiva y atacando para cubrir la carencia de involucrarnos no solo en defender los derechos generales, sino también para no ser molestados de nuestra zona de confort.

Criticamos e irracionalmente actuamos como los mismos a los que criticamos, ¿pero, qué nos está pasando? ¿En qué momento histórico perdimos el compromiso, hasta con nosotros mismos, el mismo que nos dignifica?. Es como si nos hubieran narcotizado y abducido para que obedezcamos como corderitos y no nos alejemos del camino de ovejas ya trazado. ¿Dónde quedó la reflexión y el razonamiento, en la cual se estructuró toda la educación de mediados del siglo pasado, que nos enseñó a ser abiertos a nuevas experiencias y a escudriñar nuevas ideas y tendencias? Parece ser como una epidemia que distorsiona el pensamiento y amedrenta el ánimo. 

Sufrimos un espasmo sofocante que nos impide la libertad más cotidiana, actuamos con desconcierto ante la soltura de los más audaces que nos descolocan con proposiciones alucinantes para nuestra forma de pensar. Los rechazamos y les rehuimos como si ...de enajenados se tratara, y nos apartamos sin siquiera detenernos un instante a pensar, que hay detrás de la forma de ser de ese individuo que se acerca ó meramente está ahí para ofrecer y no demandar. Este aturdimiento provocado por el tipo de vida acelerado que no nos deja ni un instante para meditar en nosotros y menos para encontrarnos tan siquiera con el que tenemos al lado, nos está conduciendo al aislamiento, a la soledad en un océano de seres semejantes, y lo más triste se nos agria el humor, se nos entristece el alma y el carácter se vuelve rencoroso y vengativo, contra el que no lo merece y más afecto nos demuestra.

Y como para muestra basta el ojal, pues seguro que habrá botón, no más ver un par de videos que la empresa de cupones “descuento gratis, oportunista.com”, con motivo del lanzamiento de su nueva campaña con una divertida cámara oculta donde una chica y un hombre va por la calle regalando dinero a cambio de nada.

Y como joyita le podemos agregar:
(Tomado de El Club de la Efectividad)
Un hombre se sentó en una estación del metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero. Durante los siguientes 45 minutos, interpretó seis obras de Bach. Durante el mismo tiempo, se calcula que pasaron por esa estación algo más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.
Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música.

Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha.
Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino.
Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.

En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos.
Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.

Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

Una de las conclusiones de esta experiencia, podría ser la siguiente: Si no tenemos un instante para detenernos a escuchar al mejor músico interpretar la mejor música ¿qué otras cosas nos estaremos perdiendo?

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