A diario nos enfrentamos a todo tipo de espectáculos, emociones, hechos, realidades verdaderas y algunas falseadas. También insignificantes, grandilocuentes, llamativas, espeluznantes, ridículas, estúpidas y una gran gama más que no deseo entrar ahora en detalle. Algunos de estos enfrentamientos, que no les salimos al paso, más bien vienen a nuestro encuentro nos llegan en formato de información, como hecho ó suceso ocurrido y registrado por diversos motivos ajenos a nuestra voluntad. Pero que interfieren llamando nuestra atención y originando en nosotros, gracias al grado de emoción que nos produce, una opinión un comentario, una reflexión, ó tan solo queda en nuestro inconsciente por un pequeño lapso de tiempo para luego desaparecer por la poca importancia que releva el hecho trascendido.
En este momento he recibido a través de una página que sigo, una información de un hecho sucedido en Indiana (EE UU) que yo lo catalogue con solo leer el título, de ridículo e inverosímil, pero a tal punto que despertó mi curiosidad y me llevó a leer el artículo, para ver que más había dentro. Porque no te lo puedes creer y ahí es donde tu inconsciente elabora un criterio y desarrolla una opinión o un comentario sobre lo que te están informando. Y no puedes creer que el ser humano haya llegado a límites tan estúpidos, desastrosos y negados con la condición de ser racional y pensante como la de que “un hombre pierda a la ruleta rusa con un perro”.
El otro hecho que me conmociona, es saber de la ataraxia de las personas que tienen al lado los deprimidos y se hacen los ajenos para no involucrarse ni comprometerse emocionalmente. Esa ausencia y despreocupación que sufrimos a menudo los humanos por otros semejantes, que en una gran mayoría de casos se encuentran bien cerca de nosotros, no solo física sino también emocionalmente, nos atrapa, nos condiciona y coarta las libertades de una vida armoniosa. Y por lo tanto, al pasar del que está deprimido, igual sabemos que las cosas no están bien, y desde nuestro interior algo nos recrimina esta actitud, lo que se exterioriza en acritud, enojo, enfado, desgano, desacomodo emocional, peligrando que luego nos pase factura.
Qué nos falta a la inmensa mayoría para disfrutar lo que nos toca vivir? El día a día? Por qué siempre nos estamos postergando para ser mejores, incluso con nosotros mismos? Por qué nos cuesta tanto entender que los demás sean y piensen distinto? Qué intentamos probar al ir a diario enojados?
Por aquí se va quedando todo este montón de cuestiones, difíciles de responder de una, de frente a un espejo y en voz alta, que a lo mejor, si nos las llevamos para irlas pensando en el día a día, bueno, quien sabe, quizás alguna posición al respecto tomaremos.
En realidad, como dije antes, entré a la noticia por curiosidad, y lo que me despertó toda la elucubración fue la última frase. Y a ustedes que opinión les merece?
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