ASI PENSAMOS



Como en la vida misma, todo depende de una "CUESTION PERSONAL".

El poder de interpretación de cada uno es lo que nos hace individuales, compartirlo con los demás y estar expuesto a las críticas, condenas y quejas es el reto que nos ofrece este espacio de tiempo que nos ha tocado vivir. Somos seres sociales y por lo tanto nos expresamos y agradecemos tanto a los que comparten como a los que no, que ofrezcan su punto de vista, permitiendo sentirnos integrados en una comunidad.

No necesariamente tenemos que intentar ser imparciales, más bien todo lo contrario ser totalmente parciales, con nuestras vivencias, con nuestras creencias, con nuestras experiencias, eso sí desterramos los fanatismos.

Por lo tanto nuestra "CUESTION PERSONAL" se remitirá pura y exclusivamente a intentar ser lo más natural posible.


14 julio 2013

La Chata de Rulemanes

La chata era la diversión, era la aventura, era el ingenio, era la creatividad que no sabíamos que teníamos. Desde conseguir los “rulemanes”, pasando por encontrar los palos necesarios para hacer los ejes delanteros y traseros, como también encontrar la tabla que iba a servir de plataforma. Todo era conseguir, y pedir colaboraciones y ayudas porque si no de otra forma no había manera, ni especialistas ni conque pagarlos. Así que entonces nos arreglábamos como podíamos o si no mejor nos poníamos a jugar al “chantypiedra” con algunas baldosas arrancadas en alguna vereda, ya media levantada por las raíces de los árboles.

Era en la mayoría de los casos un trabajo de equipo sin saberlo, que luego traía sus complicaciones y problemáticas, pues éramos un sin número quienes teníamos derechos adquiridos sobre tal transporte. Por qué yo esto o yo lo otro, todos los que habíamos participado reclamábamos nuestros derechos.

Y cuando ya el artilugio estaba fabricado, a escoger la calle en bajada para tirarnos y luego de dispuesto el orden de uso, los otros vigilaban los cruces, pero lo complicado venía luego, cuando había que frenarlo o pararlo y mismo cuando un mal movimiento de las cuerdas que dirigían el eje delantero nos dejaba rodando por la calle, y había moretones, raspaduras de piernas y brazos, cuando no algún golpe con la cara y más, pero chito y quieto, no nos quejamos, aguantamos como puro machotes y no volvíamos a casa hasta que la sangre se había secado y ya sabíamos cómo disimularlo. Aunque siempre nuestras madres nos descubrían, para eso son las madres, que canejo…!!!










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